La singularidad del puesto de portero empieza en las raíces del fútbol base, entre los 6 y los 8-9 años, o lo que es lo mismo, entre prebenjamín y alevín, que es cuando el niño tiene su primera toma de contacto con la portería. Para llegar a ser portero, existen dos vías: la de la vocación, en donde el niño tiene claro que quiere ser portero y la segunda que es la del “descubrimiento”. Una forma de entender el fútbol base que se va extendiendo muy rápidamente es que todos los jugadores (especialmente en prebenjamín y benjamín) deben rotar por las diferentes posiciones ya que a esa esad no es recomendable aún la especialización. Así, el encuentro con la portería puede ser casual pero igualmente satisfactorio.
El puesto de portero tal vez no dependa tanto del talento innato que tal vez pueda necesitar un jugador de campo y una buena base, constancia y tenacidad en el esfuerzo pueden convertir a cualquier niño en un muy buen portero. Aquí van 11 consejos que pueden ayudar para esta tarea:
Trabajo específico: no siempre los porteros pueden disponer de una persona que les preste la atención necesaria y las sesiones con el resto de jugadores, si bien ayudan, no siempre son suficientes. Simulaciones de partido con tiros de vez en cuando no es siempre lo más adecuado, sino que para poder aprovechar esa situación antes hay que realizar un trabajo de repetición y aprendizaje. Por tanto, una sesión de entre 30 y 60 minutos a la semana puede ser muy beneficiosa
Trabajo en equipo: el portero debe trabajar siempre con otros porteros y lo ideal es que siempre haya 2 porteros en un equipo. Esto fomenta la competencia sana, el compañerismo (los lazos entre 2 porteros son muy fuertes ya que suponen un apoyo para el otro) y la descarga de responsabilidad.
Construir la casa por los cimientos: aunque ya hablaremos de métodos de entrenamiento, un buen punto de partida para cualquier portero es la colocación en la portería y saber atrapar la pelota. El “embolsar” es la primera técnica para atrapar un balón, la más segura y la que debe ser más utilizada a edades tempranas. Esto reporta una base sólida y un aumento de confianza por la simplicidad y la seguridad que da un portero que estando bien colocado pueda utilizar casi siempre esta parada.
El buen equipamiento: un portero debe siempre ir bien equipado y su material no puede ser el de un jugador de campo: pantalón de portero, camiseta de portero, guantes… Ir bien equipado es fundamental para poder ejercer correctamente sus funciones.
Diversión: dada la “soledad” que acompaña a este puesto y que en algunos partidos el contacto con el juego de un portero puede ser muy limitado, es necesario guiar al niño para encontrar la diversión del puesto. Los juegos en los entrenamientos específicos de portero son fundamentales para mantener feliz y motivado a cualquier portero.
Integración: mientras no esté desarrollando trabajo específico, el portero siempre debe estar integrado con sus compañeros. Esto no solo es beneficioso para su integración con el resto de sus compañeros, sino que le reportará un manejo de balón con los pies que a la larga le será realmente útil.
Coordinación: el trabajo de coordinación que se puede llevar a cabo en cualquier calentamiento es extremadamente importante. Dada la corta duración de las acciones de un portero, la coordinación juega un papel fundamental para ejecutar cualquier gesto en el menor tiempo posible.
Aprendizaje: este es el punto negro de nuestra posición. Mientras un jugador de campo puede errar pases o controles básicos sin que ello afecte necesariamente al equipo, cualquier “fallo” del portero puede ser muy determinante. El desarrollo de un portero se mantiene hasta una edad mayor que la de un jugador de campo así que la palabra fallo debería ser desterrada de nuestro vocabulario. El método de ensayo-error es la base de nuestro aprendizaje.ter stegen borussia
Mentalidad: los errores en partidos vendrán y son los momentos más duros para un portero que se ve solo y con la mayor responsabilidad del equipo. Es trabajo de entrenadores y padres el desrrelativizar cualquier error. El hecho de utilizar expresiones fáciles que al niño no le van a calar del tipo “todos fallan, no solo tú” o “a la próxima lo harás bien” no es suficiente. Un entrenador de porteros debe saber elegir los ejercicios correctos para dar confianza al niño donde más la necesita y así conseguir que el miedo escénico desaparezca rápidamente (si el niño ha recibido un gol entre las piernas, rápidamente hay que enseñar a poner una rodilla en tierra…).
Educación a los compañeros: el resto de compañeros, muchas veces los más críticos con el portero, deben aprender a respetar y valorar el trabajo de un portero. Desde primera hora deben comprender la difícil labor de un portero y comprender que unas palabras de ánimo en momentos complicados son el mejor regalo que pueden hacer a un compañero.
Liderazgo: en muchas ocasiones el portero suele madurar antes que el resto de sus compañeros ya que al trabajar fuera del grupo muchas ocasiones tiene que aprender a pensar por sí mismo antes que los demás. Es importante que desde el principio se eduque a un portero para ser comunicativo, saber pedir ayudas, organizar el equipo cuando es necesario y en definitiva ser una voz dentro del campo.